La diversificación tiene sus bases en el dicho “no pongas todos los huevos en la misma canasta”, en términos más financieros, diversificar busca no depender de una sola fuente de ingreso.
La diversificación es tan popular hoy en día, que es lo primero que una persona escucha cuando decide invertir, si es que no llegó al mundo de las inversiones por la diversificación misma. La realidad es que diversificar es importante y hace mucho sentido, pero su popularidad actual ha hecho que en ocasiones se malinterprete y no cumpla su función.
Empecemos por analizar porqué es importante diversificar y cuál es su filosofía más básica. Una persona que está en el negocio de vender carros decide invertir para no depender de una sola fuente de ingreso, entonces usa sus excedentes para hacer una inversión en un proyecto inmobiliario de vivienda para ponerlo en alquiler. De esta forma podrá tener ingresos adicionales que compensen cuando el negocio de carros no vaya bien. Hasta en casos en donde el inquilino que paga la renta pertenezca a industrias con dinámicas similares a la automotriz, en momentos donde el negocio no vaya bien, primero se cortan otros gastos antes que dejar de pagar la renta de vivienda, por lo que, para este caso, la diversificación cumplió su objetivo. Es irónico, pero diversificar debe ser así de simple como este ejemplo.
En la medida que la dinámica de inversiones crece, las personas empiezan a buscar más clases de activos que ofrecen otras bondades, como las acciones y la renta fija. Para esta etapa, al objetivo de tener ingresos adicionales se le suma otro que es crecer el patrimonio y generar riqueza. Acá es donde más se populariza la diversificación y donde puede haber más errores en su implementación.
Las acciones son el componente que asume el rol de motor de crecimiento del patrimonio, pues dan exposición a invertir en las empresas que están liderando el crecimiento económico en el mundo. Bajo esta realidad, es natural que la porción que está en acciones esté más concentrada en unos sectores que en otros. Durante el boom petrolero, las compañías de energía eran las más importantes, ahora, en la actualidad, las compañías tecnológicas son las que mueven la economía, por lo que es natural que un portafolio de acciones hoy esté muy concentrado en tecnología.
Bajo esta realidad, la diversificación vuelve a tocar la puerta, en compañía de nuestros miedos o de nuestro asesor, que necesita que sus clientes tengan cuentas activas para justificar su trabajo. Si queremos exposición a los protagonistas que están moviendo el mundo, ¿por qué diversificarse contra ese objetivo?
Para empezar a usar la diversificación como debe ser hay que aceptar una realidad como inversionistas y es que no nos podemos cubrir contra el fin del mundo, pueden presentarse escenarios en donde por todos los lados vamos a perder, afortunadamente son poco probables y no comunes, pero hay que aceptar que en el mundo de probabilidades ese puede ser un resultado. Cuando aceptamos esto entendemos qué es lo que realmente debemos diversificar.
No busquemos diversificar la porción que busca exposición al mundo por miedo a la volatilidad del corto plazo. Empecemos por aceptar que, si queremos tener exposición a la construcción del mundo, esa construcción toma tiempo y no se hace de la noche a la mañana. Cuando la diversificación nos llame, primero preguntémonos si realmente vale la pena, o si en realidad estamos buscando cubrir nuestros propios miedos y la necesidad de tener resultados inmediatos. Esto nos ayudará a tomar mejores decisiones de inversión y a evitar operaciones innecesarias.
