Hablar del dinero y en especial de la relación de los seres humanos con el dinero, es un tema bastante sensible para casi todas las personas. Sensible, porque toca fibras profundas en la consciencia de los seres humanos, involucra emociones que se han forjado desde la infancia y porque se presenta como un escudo para no tener que enfrentar nuestras más profundas realidades.
El dinero es una herramienta sumamente poderosa y tiene todo el potencial para ser un gran generador de bienestar, pero debe ir de la mano de un trabajo consciente de autoconocimiento para lograr detonar ese gran potencial. Como dice Morgan Housel en su libro Same as Ever, “El dinero compra la felicidad en la misma manera como las drogas traen placer, increíble si se hace correctamente, peligroso si se usa para enmascarar una debilidad”.
Cada individuo tiene su carga interna y cada persona en el mundo lucha diariamente por algo emocional en particular. Cuando miramos esta realidad y su relación con el dinero, vemos que los seres humanos han encontrado más un mecanismo para evadir la responsabilidad de trabajar en el crecimiento personal, que un potenciador de bienestar. El final de esta historia es que las personas se dan cuenta que consiguieron dinero, pero siguen siendo infelices, y que el dinero no eliminó esas cargas profundas en las que debían trabajar.
El camino de la libertad financiera lleva realmente al bienestar cuando está alineado a los verdaderos propósitos de cada individuo, esos que se encuentran después de mover la carga que está en el interior de cada persona.
Las finanzas personales cada vez ganan más fuerza. Su auge es proporcional al aumento en el costo de vida que viven las personas a diario. Cada vez hay más consciencia de la importancia del ahorro y en especial, de invertir. Las inversiones apoyan el proceso hacia la libertad financiera al poner el dinero a trabajar, sumando uno más al equipo que ayuda a volver las metas realidad. La tesis de este proceso es poderosa y el impacto en el bienestar es inmenso, pero para que realmente se logre, no se puede dejar a un lado el trabajo de crecimiento personal. Cuando hacemos trabajo interior, descubrimos nuestras verdaderas metas y enfocamos el proceso de construcción hacia lo que realmente genera plenitud. Es en este camino donde el dinero realmente se convierte en un gran potenciador de felicidad.
Volvamos el dinero nuestro aliado y socio en la construcción del camino que queremos recorrer, no un escudo para esconder nuestros aspectos por trabajar. Podemos volvernos grandes inversionistas con un proceso simple y repetitivo, siempre y cuando nuestra carga interna esté en orden.
